Los riesgos de la sobreoferta informativa
La tan celebrada “era de las comunicaciones” por la que estamos transitando ofrece un acceso inmediato y sin exigencias al conocimiento, dicen. Uno está tirado en el living de su casa, a un “clic” de distancia de cualquier información que desee o necesite. Google y Wikipedia están siempre listos para ofrecerle en segundos una estantería repleta de ofertas para satisfacer cualquier inquietud intelectual o cultural. Pero, enfrentarse a una catarata de opciones informativas desreguladas, presentadas en formatos atractivos y de aparente seriedad, puede resultar peor que hallarse frente al vacío.
Pasa hasta en las mejores familias
La foto que ilustra la nota de este posteo muestra a una familia de nativos fueguinos. Aquí el imperativo estético del editor, la premura, tal vez la “ilusión de conocimiento” o el menoscabo intelectual a los lectores, se impusieron por sobre el imprescindible chequeo que exige una publicación seria. La fotorgafía en cuestión fue realizada por Martín Gusinde en 1920 a la familia de Inxiol, de la etnia selknam (ona), no yagán (yámana).